El día
4 de Agosto de 2003, tras varios intentos fallidos de visitar el interior
en otras ocasiones, conseguí que el anciano que habita en el pueblo
me dejase la gruesa llave remendada con fundidos de bronce y "llavero"
de cuerno de cabra. Pero no sin
antes tener que mostrarle el certificado del obispado autorizándome
a ello. Me dijo "no saber de letras", pero el sello episcopal
lo convenció casi tanto como el hecho de que me acompañase mi
hija Belén, entonces de 7 años. El ir acompañado de una niña pequeña quizá le transmitiese sensación de que no fuese con malas intenciones. Laus Deo. Traspasado el umbral exterior
de la torre se accede a un espacio cuadrado en funciones
de atrio ante la portada del templo que se abre en su muro de poniente (Imagen 1). Consta de un amplio vano rematado
por arco de medio punto dovelado y fino baquetón en el intrados.
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Apea en jambas rectas a través
de dos "impostas" decoradas con sencillos motivos. Tales impostas
no son sino ábacos reutilizados carentes de capitel y evidentemente
demasiado grandes para el apeo de la arquivolta. La del lado norte (Imágenes
2, 4 y 5) luce una piña en su
ángulo, dos estrellas de seis puntas inscritas en sendos círculos
(al estilo de las existentes en Santiago de Agüero pero allí
se imbrican una con la siguiente y aquí son independientes) y dos palmetas
en sus laterales.
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El ábaco del lado sur
muestra una liebre (?) en su cara oeste y
al interior, cuatro filas de ajedrezado jaqués de hechura muy tosca (Imágenes
3, 6 y 7 ) .
Desde el interior del templo vemos
el vano de acceso al mismo, de sencilla hechura y sin ninguna decoración como se advierte en las imágenes
8 y 10. La portada de acceso a la torre forma
un zaguán debido al notable espesor del muro (Imágenes
9 y 11). Por encima de ella, al igual que en el muro opuesto hallamos
una imposta biselada, que fue truncada para acoplar la escalera a poniente
y el muro de cierre del templo
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El gran espesor de la portada de acceso a
la nave así como la desorganización de sus elementos
y el uso de cimacios sin capiteles para la decoración, que además no se adecuan a las jambas, hace pensar en que quizá la portada original
se desmontase para rehacer el hastial con mayor grosor a fin de edificar sobre
él la torre adosada.
