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-El modelo más
amplio es el que posee una a modo de gran hoja en cada esquina del
capitel, que volteándose sobre si misma labra una especia
de motivo vegetal abigarrado que a primera vista podría parecer
una piña, sin serlo. Tienen una particularidad y es que por
debajo de la unión inferior de cada dos hojas se subraya con
una curva incisa de triple concavidad rematada en pequeños
triangulitos que recuerda vivamente a la firma de cantero de la "S"
tan ampliamente repartida por el templo. A este modelo
pertenecen los capiteles: 1, 4, 6, 7, 10, 11, 12, 13 y 17.
De ellos, los 7, 11 y 12, no poseen la curva-marca apuntada.
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-Un modelo al parecer
evolucionado del anterior, cuya diferencia estriba en que el escultor
decora la zona inferior del capitel con una sucesión de hojas
lanceoladas: Imagen 14.
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-Un modelo de transición
hojas-entrelazos: imagen 8, que
a partir del modelo básico lo complica con un esbozo de lacería
en el borde libre de las hojas.
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-Modelo de entrelazos:
en los que una cinta continua compuesta de tres o cuatro canutillos
recorre el capitel de collarín a ábaco retorciéndose
en forma de lazo en cada angulación al estilo de la decoración
predominante en Puilampa -Sádaba- En los espacios vacíos
esculpe estructuras geométricas o claramente flordelisadas
además de alguna elaborada cruz: Imágenes
3 y 9.
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-Modelo de cestería.
Solo hay un capitel de esta hechura, el número
5, cubierto por completo por una retícula de junquillo
oblicuo que se entrecruza. Es de un estilo muy elemental salvada
la complejidad de que cada cruce vaya por encima o debajo del anterior
según corresponda.
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-Modelo de hojas lanceoladas
en las esquinas: números 15
y 16. Sobre la zona exterior de dichas hojas sobrepone motivos
decorativos así como en los espacios libre entre hojas.
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-Y por fin el único
"historiado", el número
2, que representa una cabeza coronada de fina labra a la que
se esculpió melena, barba y bigote muy cuidados, aun cuando
el adorno superior de nuestra derecha de la corona solo se dejase
marcado sin llegar a esculpirse.
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Los ábacos de los capiteles
del ábside central son también de bella hechura. Predominan
palmetas y motivos vegetales con figuritas en sus esquinas, algunas de
muy bella traza. Hay uno, el situado por dentro
del que lleva el rostro del rey, que se decora por medio de un dragón
alado con cabeza en ambos extremos. Se enrosca voluptuosamente a modo de
serpiente (anfisbena) relacionándose de forma directa con el existente en el Castillo de Loarre
al exterior del ventanal del muro norte del templo de San Pedro. Y ambos tienen el
origen común en el claustro de Moissac según muestra en su
libro José Antonio Martínez Prades (El Castillo
de Loarre. Historia constructiva y valoración artística. IEA.
2005)