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La tarde del jueves 26 de junio volví
a Rasal para ver cómo progresaban los restauradores y a darles a conocer
que la pintura de la cabecera representa una "Paternitas" y
que mí sensación es que puede corresponder a un momento
avanzado del siglo XIII. La idea les agradó porque explica la parte
inferior de la Cruz y los cinco dedos del pie derecho de Dios Padre.
Guillermo me comentó que retiraron
el armarito adosado al lado de nuestra derecha del altar, así como
la zona de obra de la izquierda en la que sacaron abundantes bloques de
piedra y tierra. Alguno de ellos de interés porque tiene la forma
de un ángulo de lo que pudo ser sarcófago realizado en piedra
toba. También fragmentos de cemento hidráulico que le sugieren
una antigüedad mucho mayor que la estimada para el templo (quizá
romano). Buscaron la capa de asiento del templo, pero en las catas daban
una tras otra con tumbas de lajas sin poder llegar al fundamento. Esos
puntos serán motivo de un estudio arqueológico posterior.
Me fui a tomar algunas imágenes
del altar, moderno, edificado en mampostería y parcialmente
hueco por detrás. La zona que queda entre el mismo y el cilindro
absidal es realmente pequeña y tan solo pude asomar la cabeza,
pero lo suficiente para detectar que debajo de la losa del altar en la
zona media apuntaban unas lajas conformando lo que me pareció una
cista de unos doce o quince centímetros. Como conocía por
José Luis Acín el
lugar en que en Muro
de Roda durante las obras de restauración del año 97
les apareció recolocada la lipsanoteca con las actas de consagración,
convencí al profesor de que en ese espacio intuido podía
esperarnos la lipsanoteca del templo.
Se utilizó un pequeño endoscopio
sujeto al extremo de un pincel y conectado a un ordenador para poder tener
imágenes de esa zona. Aunque no eran de muy buena calidad, en un
momento se pudo percibir -además de piedras y fragmentos grandes de
madera- una estructura cuadrada con ranuras que podía corresponder
a la caja de consagración (Imágenes 3 y 4).
Una alumna (Raquel Carcas) pudo pasar detrás del altar y a la vez que manejaba el "endoscopio"
tocaba la zona dirigida por nosotros a través de las imágenes
que veíamos en el monitor. Sacó trozos de madera grandes
-para nuestra desilusión- pero luego dio con la caja de consagración.
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Se trataba de una pequeña estructura
muy tosca, casi cúbica, con algunas ranuras al exterior y con una
perforación en el lado superior para depositar las reliquias. No
hay vestigio de ranuras para encajar tapa por lo que más parece
reconditorio y su aspecto es de arcaicismo (Imágenes 5
y 6). En la oquedad hay material pulverulento que no se retiró
para poder estudiar todo su contenido bajo la lupa y en buenas condiciones. Es fácil imaginar la sensación
de alegría por el hallazgo. En ese ambiente les comenté
que en ocasiones puede haber más de una lipsanoteca, como es el
caso de las iglesias de Bibiles o Barbaruens conservadas en el Museo
Diocesano de Barbastro.
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Profesor y alumnos me escuchaban todavía alegres por
la aparición de la teca, pero con sensación de cierta incredulidad,
hasta que la alumn deslizada a tras el altar dijo que le parecía notar al tacto otra cajita.
De inmediato apareció la segunda lipsanoteca y de nuevo la alegría
fue desbordante (Imagen 7). Su coloración es un
poco más oscura y la tapa no parece estar bien encajada. Siguió
palpando el hueco y sacó una tercera lipsanoteca (Imagen
8) con restos de la cera que la selló en su momento aunque
parecía haber sido abierta (?). Tres lipsanotecas que pueden verse
en la imagen 9 junto a los fragmentos de madera hallados
entre ellas.
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Fue un momento increíble que parecía
no poderse mejorar... hasta que nos dijo la alumna "me parece que toco
otra" y sacó una cuarta de extraño perfil troncopiramidal
con la tapa encajada (Imágenes 10 y 11) y casi
sin reponernos del momento y de las fotos, extrajo una quinta teca, pequeñita
con la tapa también encajada (Imagen 12)
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Una de las tecas, la extraída en
segundo lugar de color más oscuro muestra restos de epigrafía
en un lateral (Imagen 13)
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Las cinco lipsanotecas (!) fueron recogidas sin abrirlas
para realizar un estudio individualizado tratándolas una a una,
recogiendo datos y revisando el contenido con la esperanza de que pueda
haberse conservado alguna de las actas de consagración y que puedan
aportar datos a este maravilloso rompecabezas que comienza a ser la ermita
de San Juan Bautista de Rasal.
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Extraídas las tecas, se sacaron
las lajas que configuraban este lugar de depósito y se revisó
al tacto la zona por si en ese espacio pudiera haberse colocado algún
otro elemento litúrgico. La retirada de la piedra del altar y de
la estructura moderna de su soporte podría aportar alguna sorpresa más.
De momento no forma parte de esta actuación y puede servir de base
para recuperar las pinturas absidales. Cada cosa en su momento.
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Tras recoger las herramientas, dando por
concluida la jornada, la sensación general fue de haber compartido
un momento increíble y difícil de repetir. Guillermo encendió su pipa. Algunos compartimos una lata de cerveza mientras
conjeturábamos sobre el significado de la inhabitual presencia
de cinco cajas de consagración. ¿Cinco consagraciones sucesivas
en diferentes momentos del templo? ¿Acúmulo de lipsanotecas
recogidas de templos desaparecidos del entorno?
Hay tumbas en el perímetro
del templo, del que no se ha llegado al estrato base y en el que ha aparecido
mortero hidráulico de notable antigüedad... Es peligroso dejar
volar a "la loca de la casa" porque la imaginación, al
menos la mía, en ocasiones contraviene las leyes de la lógica.
Esperaremos evidencias y, por qué no, nuevas sorpresas.