Ayer, sábado 11 de julio de 2014,
recogieron sus cosas los alumnos y profesores de la Escuela de Conservación
y Restauración de BB. CC. de Aragón dando fin a la primera
campaña de restauración de esta interesante iglesia del tipo
larredense. Por la mañana recibieron la visita
de la Consejera de Cultura del Gobierno de Aragón con lo cual Rasal
es hoy noticia en los medios regionales.
Ya queda lejos la primera visita que realicé
a este singular templo en febrero de 2003. La imagen superior corresponde
a ese momento. Reinaba el abandono, derrumbes del falso techo, escombros,
humedades. La fortuna quiso que una vez más mi cámara acertara
a enfocar la imagen de una pintura mural representando al tetramorfos del
león de san Marcos que suele acompañar a la representación
del Pantocrator.
A partir de ese momento tomé a la
ermita como algo personal. Me sumé al movimiento popular de gentes
de Rasal que llevó a cabo dos romerías reivindicativas en los años 2003 y 2004
gracias a las cuales y a su repercusión en medios se logró la restauración
del edificio en el verano de 2004. Pero quedaba por acometer la recuperación
de las pinturas murales de su interior. Tras esta primera campaña
en la que se han dejado vistas al retirar el retablo que las ocultaba, su
aspecto es el de la imagen superior y de la que abre esta reseña.
La decoración mural corresponde a
lo que se conoce con el nombre de "Paternitas", símbolo
trinitario que reúne a Dios Padre, sujetando a Cristo crucificado
y al Espíritu Santo en forma de paloma entre ambos. Es una decoración
gótica de tradición románica por mantener la mandorla
mística al modo convencional y su cronología (a expensas
de los estudios que restan por hacer) apunta hacia el siglo XIII.
El día 26 de junio de 2014 tuve la fortuna
de participar en el hallazgo de nada menos que cinco lipsanotecas. Aparecieron
recolocadas bajo la losa del altar en una cavidad delimitada con lajas de
piedra para recibirlas. Una tras otra fueron saliendo a la luz entre la
alegría y el desconcierto por este excepcional suceso. El momento
quedó inmortalizado en la imagen superior en la que profesor y alumnos
me permitieron posar con ellos y con las tecas como singular "trofeo"
Durante la consagración de un templo románico
era la norma colocar una cajita de madera con reliquias de santos y un pergamino
en el que en ocasiones aparecen datos del mayor interés para documentar
el templo: fecha de consagración, obispo consagrante, advocación,
titulares de las reliquias, etc. En fin, un verdadero DNI del templo. Si
el templo es rehecho, en algunas ocasiones se conserva la teca de la primera
consagración junto a una segunda teca de ese momento. Ahora bien,
cinco consagraciones sucesivas es algo difícil de comprender por
lo que parece más factible que en este lugar se acumulasen tecas
de consagración de otros templos desaparecidos lo que señala
a este como lugar preeminente. Las catas llevadas a cabo en la nave y ante
el altar no han dado con enterramientos, que si son muy abundantes en torno
al templo,
El profesor de la Escuela Superior, Guillermo
Torres, me señaló la existencia de varios grafitis sobre las pinturas absidales, algunos
con forma de ballesta, hecho sin duda interesante
que quizá podría ayudar a señalar fechas para la decoración.
Queda mucho por hacer. Quedan por estudiar
los contenidos de las cajas de consagración depositadas en el Museo
Provincial para ver qué datos nos aportan y si resuelven algunas
dudas o aportan otras cuestiones nuevas. Queda por llevar a cabo la labor
documental ya iniciada a pie de obra por este estupendo grupo de trabajo.
Quedan por delante al menos un par de campañas más para seguir
con ilusión lo que este templo pueda aportar al conocimiento de la
historia medieval de Aragón de la cual sin duda fue un elemento destacado.