Capitel número
9:
Situado simétricamente
con respecto al número 6, repite
su modelo en líneas generales. A pesar de su deterioro se adivina la morfología
de roleos así como su estructura en tres niveles. El superior a base
de caulículos bajo los que en las esquinas desarrollan incipientes
pitones jaqueses, por debajo dos niveles de hojas vegetales reviradas y
acabadas en bolas jaquesas. En altura en el lado de nuestra derecha hay dos
margaritas al modo de lo visto en el 6. En los ángulos, bajo las volutas sobresalen sendos pitones jaqueses. El ábaco es irreconocible.
99a
9b
Capitel número
10:
De similar hechura a lo visto
en el número 8. En este hay un personaje central que parece en actitud
de bendecir. Lo flanquean dos figuras,
con la pierna más medial adelantada y remangada su túnica,
como si se trataran de mostrar en un plano inferior al personaje principal,
Y aun hay dos más en los laterales del capitel. Todos lucen vestiduras
clásicas a modo de clámide de pliegues lisos como en el
número 8. El desgaste impide reconocer la decoración del ábaco. (Probablemente sean los personajes asistentes a la consagración del templo, continuando lo visto en el capitel 8).
Con respecto a los capiteles
8 y 10, que aparecen en lugar destacado en el cilindro absidal y
cuyo estilo es notablemente diferente a los demás del cilindro absidal
y tras conocer los capiteles
fundacionales de Santiago de Compostela, elaboré una hipótesis
de trabajo que comuniqué al prof. Manuel Castiñeiras al cual
en principio le pareció coherente. De hecho en la publicación
citada, hace referencia a este tema:
“Compostela
y Europa. La historia de Diego Gelmirez”. Libro de actas de la exposición
itinerante por. París, Roma y Santiago –mayo, agosto, octubre
2010- Edit. S.A. de Xestión do Plan Xacobeo. Santiago de Compostela.
Didacus Gelmirius, patrono
de las artes. Manuel Castiñeiras (pp 32-97)
“..Junto a los
comitentes, Diego Peláez y Alfonso VI, aparece respectivamente un
ángel a cada lado con el objeto de señalar que estos personajes
a los que se rinde memoria, comparten la gloria de la Jerusalén Celeste.
Ambas escenas, situadas en la capilla donde se iniciaron los trabajos de
edificación y se colocó la primera piedra, parecen aludir
a las fórmulas litúrgicas del sito de la dedicación..
Esta comparsa (de celebrantes) a veces se
reducía al motivo de las cabecitas angélicas aladas como en
Monopoli (Apudia) o en Conques, o en Loarre, donde aparecen ornamentando
el cimacio de un capitel en el lado derecho del ábside, en una posible
referencia también a la consagración de las obras del edificio.
No por casualidad,
tal y como me ha señalado recientemente Antonio García Omedes
la existencia en esa misma Capilla Mayor en la que aparece un cortejo angélico
acompañando la figura de un obispo consagrante, podría hacer
referencia, como en Santiago, a un acto de cierta importancia, quizá
la consagración solemne que se deduce como señala Marta Poza
Yagüe, de la presencia en Loarre en abril de 1094 del rey de Aragón
y Navarra, Sancho Ramírez, en compañía de Frotardo,
abad de Saint Pons de Thomières, Aimerico, abad de San Juan de la
Peña, Pedro obispo de Pamplona y Pedro, obispo de Jaca..”