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Capitel número 5:

Es este uno de los tres que contienen figuras humanas, junto con el número 2 con monjes atormentados por monstruos y el número 11 con personas y monos en cuclillas. En este vemos a un personaje de expresión hierática aparentemente sentado y atrapado por un elemento que no es sino el mismo que conformaba los entrelazos del primer capitel. Lo sujeta por la cintura a la vez que el lo aferra con ambas manos y se prolonga sobre cada uno de los dos leones que lo flanquean, confundiéndose con sus colas. De la boca de ambos leones surgen idénticos motivos que los existentes bajo los caulículos contribuyendo a atraparlo a la altura de los pies. En los laterales hay pequeñas cabecitas de leones. El león situado en el lado derecho del espectador muestra una delicada labor escultórica. Su cabeza y cuello, así como la estructura que de su boca emerge, están esculpidos al aire. El ábaco se decora con palmetas.

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Capitel número 6:

Este capitel es pura filigrana realizado a base de roleos de fina labra cubriendo toda su superficie. Por debajo de las volutas apenas señaladas en los ángulos, su volumen se estructura en dos niveles a modo de frondas vegetales. Bajo el ábaco en el centro de la cara frontal y atrás en las laterales hay una margarita esculpida. Los roleos se imbrican unos con otros a base de una ligaduras que me recuerdan intensamente a los visto en las rejas románicas (Iguácel, Jaca...). Decorando su ábaco hay roleos conteniendo palmetas y en los ángulos dos cabecitas. La de nuestra derecha parece tener orejas de asno, o quizá pueda representar un casco alado.

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El estilo de este capitel lo vemos repetirse -o tomar modelo de- en Frómista o en Nogal de las Huertas ambos en Palencia. Y todos ellos a su vez siguen un modelo visto en Toulouse y Moissac

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Capitel número 7:

También está muy meteorizado, al igual que el número 3. A pesar de ello es claramente distinguible el mismo argumento e hilo conductor que venimos viendo en buena parte de ellos: leones en nivel inferior, entre el elemento estriado que sujeta figuras humanas o animales y crea entrelazos. Y en altura, se adivinan cabecitas humanas entre alargadas palmas vegetales. El ábaco apenas es reconocible, siendo la mitad derecha reconstruido.

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