Mucho
más al fondo se ve el cimiento del muro de
delante y casi todo el muro de detrás de
un pabellón que tendría tres pisos,
del último de los cuales parte el arco paso
a la torre del Homenaje; en uno de los pisos se
ven las huellas de una subida de humos tronco cónica
en piedra y en los dos pisos bajos los arranques
de los arcos que subdividían las plantas
del pabellón; también se ven en su
muro lateral huecos de paso a pabellones adyacentes
y en planta baja el arco casi de medio punto que
arranca del pavimento y que daba entrada a un local
que sería cocina puesto que en el se ha visto
las huellas de una subida de humos como la descrita
anteriormente y es de reducidas dimensiones. También
se entraría desde el último piso al
de igual altura de la torre de la Reina. Hoy está
instalada en esa supuesta cocina la que sustituye
a la que había en el pabellón pegadizo
de entrada y que se utiliza para los turistas y
para las romerías de la Villa. Hoy se ve
comunicación entre esta parte del Castillo
y la de las estancias largas que supusimos almacenes,
pero la puerta que las comunica es moderna y se
cerrará en la primera ocasión.
A
la izquierda de este pabellón hay otros dos
huecos semicirculares en el muro que estuvieron
cerrados y que al abrirse se vio que daban paso
a otro pabellón de cuatro o cinco pisos que
hay hacia la parte del barranco. Se ha construido
allí fuera de su verdadero sitio (por no
poderse hacer hoy donde estuvo en tiempos) la parte
baja del muro de cierre
En este pabellón hay también huellas
de una subida de humos en piedra y huellas de la
acometida de una cubierta a un muro (acometida curva);
del muro opuesto al barranco se pasa por un hueco
de medio punto como los anteriores a unos abovedados
que describiremos y en ese muro se ven huecos altos
que hay que estudiar si son ventanas o puertas,
en este muro se ven con gemelos (y algunos a simple
vista) una hilada de clavos. Desde esta parte del
Castillo se ven trozos de construcciones hacia la
parte de las estancias almacenes de víveres
que no se pueden estudiar ni en forma ni en altura.
Volvamos
al llamado jardín de la Reina y nos encontramos
con la construcción llamada torre de la Reina;
tendría en su día varios pisos de
los cuales no se ve más huella que lo que
indican los huecos de sus muros. No se ve más
puertas de entrada que la de la planta baja que
da al jardín y una en el último piso
que comunica con el pabellón descrito del
que parte el arco paso a la torre del homenaje.
Esta torre de la Reina tiene en su último
piso y en dos de sus muros una galería de
ventanas, hoy apenas vista por la hiedra, que casi
las cubre, pero que se adivinan son de una traza
poco vista por ser con doble o triple ajimez con
capiteles de las columnas divisorias de planta rectangular.
Lo que no se ve en esta torre es huella alguna de
escalera entre sus pisos ni huella de estos. No
creo en que usara la Reina esta torre; es muy interior
y lejana a sus habitaciones y a su mirador y a su
oratorio; más bien creo existiría
alguna torre en el ángulo de las habitaciones
reales de la cual no queda vestigio alguno y como
la tradición importaría la existencia
de una torre de la Reina en la parte alta y no se
ve hoy más que esta torre a esta la llaman
así.
A
esta planta pertenecen también estancias
a las que hoy se pasa por la puerta moderna de la
que hemos hablado, pero llegaremos por otro camino
a esas estancias; retrocedamos ahora para hablar
de los abovedados que tienen su entrada por el pabellón
que da al barranco. Son de cubierta de cañón
semicircular un poco apuntado y se han debido de
utilizar como aljibes o uso análogo pues
están enlucidos con mortero hidráulico
teñido de rojo claro y en lo alto del muro
del primero hay una piedra saliente como para arrojar
agua, que corresponde en nivel con el suelo del
patio alto llamado de la Reina; hay que tener presente
que aunque parece se pasa a pie llano desde el jardín
de la Reina a estos lugares hay un poco de rampa
hacia el barranco, hay un peldaño entre el
jardín y el pabellón y todavía
hay que bajar de este pabellón al abovedado;
y tanto es así que, aun dudo alguna vez y
creo, que esto haya podido ser local para el baño,
ya que desde el umbral de la puerta al suelo hay
cerca de un metro.
De este primer abovedado se pasa al segundo por
hueco grande y desde este se puede subir al brocal
del aljibe citado por escalera moderna construida
en esta época de obras.
Lo
que hoy no se puede relacionar en nivel de suelos
es este par de abovedados con el aljibe, cuyas dimensiones
de planta y profundidad no he podido obtener.
Por el patio contiguo a la caja de la escalera y
por la rampa en tramada paralela a la Iglesia y
a la que lleva a la parte alta del Castillo se llega
a una galería con su ventana ajimezada a
fechada que está cubierta por bóveda
de medio cañón y por cuya galería
se va hacia estancias del ala E. del Castillo. Primeramente
nos hallamos con una estancia abovedada a la cual
se sube también por escalera de pocos peldaños
que termina en el muro de fondo y cuyo abovedado
tiene ventanas al patio descubierto interior; frente
a este abovedado estaba el muro caído que
contenía un ajimez y cuyo muro cerraba uno
de los lados de esta galería de paso; por
esta se iba al segundo piso del pabellón
de estancias subdivididas por arcos (que he supuesto
almacenes de víveres) en cuyo piso se ventanas
a un patio estrecho interior; en el muro de este
patio es donde se ve un sillar que contiene el letrero
Sanctus; (¿Hay que pensar en el nombre de
Sancho?). Junto a este patio y correspondiendo a
la planta segunda de los abovedados para conserva
de víveres y líquidos y de los abovedados
en cuarto de círculo hay una estancia sobre
la cual cruza oblicuamente el arco de paso de la
torre del homenaje, cuya estancia no se puede precisar
hoy día como estaría subdividida;
tal es la dirección de los arranques de arcos,
que solo se comprende que allí hubo encima
un piso pero no se sabe cómo era subdividido.
Y con esto queda descrito lo que pudiéramos
llamar piso tercero del Castillo