las pinturas que adornan los muros del atrio son en su mayor parte de temática religiosa, probablemente en atención a que el mismo constituye el acceso a la iglesia de la fortaleza. Ello no excluye de que haya también una buena escena de batalla. Una verdadera "sarracina", que quizá el término pueda derivar de las batallas mantenidas con los infieles en alusión al "griterío y desorden producidos en las tumultuosas peleas mantenidas entre sarracenos" (DRAE).

Frente al arco de acceso, en el lienzo norte, encontramos en sucesión la escena de Cristo camino del Calvario portando la cruz, y luego un Calvario en el que María aparece desvanecida y sujetada por dos santas mujeres (Imágenes 1 a 3). Más a la derecha, el vano decorado con arquivolta de medio punto luce en sus jambas las figuras de dos santas.

En el registro situado a un nivel inferior a los anteriores aparece una escena de la Última Cena con una mesa en la que no se escatiman los detalles (Imágenes 5 a 7). Destacan en las pinturas las marcas de cantería, siendo curioso que una de ellas con forma de cruz centra un pan al que le aporta -intencionadamente, creo- una simbología eucarística (Imagen 7). Hay también un sobresaliente escudo de León orlado de símbolos de la Orden Calatrava y de Castilla (Imagen 8).

Más abajo, en el tercer registro desde arriba, las pinturas están ya muy perdidas hasta el punto de no apreciarse sino en algunas zonas y con escasa intensidad. Distinguimos un personaje bajo arcos góticos y un ángel bajo el antedicho ventanal (Imágenes 9 y 10).

La temática del muro oeste, situado frente a la portada de acceso al templo, es mayoritariamente de índole militar. El registro superior que ocupa todo el espacio entre nervaduras, muestra con abundancia de detalles el enfrentamiento entre dos ejércitos. Moros a nuestra izquierda y cristianos a la derecha (Imágen 11). En las enjutas formadas por la bóveda de arista aparecen sendas fortalezas desde las que dos personajes, uno blanco y otro negro, bajo sus estandartes hacen sonar trompetas (Imágenes 15 y 16).

Una cara de sarraceno caricaturizada, aparece en otra de las enjutas (Imagen 12). Se le muestra sacando la lengua, que no es sino una forma de denostar al infiel o de satanizarlo, ya que al demonio atrapando almas de condenados se le representa en idéntico gesto decorando la columna a la derecha de la portada de acceso ala templo.

El pintor que plasma esta escena de batalla lo hace con gran realismo. Los rasgos faciales, el armamento, los escudos heráldicos, la diferente forma de escudos cristianos y árabes, etc. son sin duda datos de notable importancia histórica de cara al estudio de todos estos elementos medievales (Imágenes 17 a 19).

Los escudos árabes se representan con forma acorazonada. Los muertos aparecen mezclados en desorden con sus pertenencias bélicas en la imagen 20. Un guerrero moro aparece atravesado por la lanza de un caballero cristiano (Ver imagen 19). Del lado cristiano predominan los símbolos de la Orden Calatrava así como la decoración con las barras de Aragón .

En el registro existente bajo la batalla aparecen tres personajes coronados a caballo, que parecen despojarse de uno de sus guantes. Más a la derecha, tres esqueletos. Se alude a la posible relación de esta escena con la leyenda del encuentro de los tres vivos con los tres muertos, tema aparecido en el siglo XIII en Francia, Inglaterra e Italia y repetido por doquier en la baja edad media en códices y libros de horas con el fin de hacer reflexionar acerca del fin último de la vida (Imágenes 21 a 23). Más abajo las pinturas están bastante perdidas, reconociéndose tan solo una escena de la Visitación (Imagen 24).