Es treinta de noviembre de 2016. Este año ya liberado (temporalmente) de mis obligaciones laborales he aceptado la invitación del cirujano Ramón García Lisbona para sumarme al grupo de ex-residentes de Valdecilla que anualmente se reúnen a comer y recordar viejos tiempos. Nunca se sabe dónde va a saltar la circunstancia que facilite el acceso a elementos del románico desconocido y esta fue una de esas ocasiones. Compartimos mesa y mantel en las viejas dependencias de nuestra antigua facultad de medicina, hoy paraninfo de la universidad de Zaragoza. Dio la casualidad de que uno de los comensales, Agustín, ginecólogo jubilado y seguidor de mi trabajo en la red, perteneciese a la familia jacetana de los Lacasa, propietarios de varios capiteles procedentes del claustro de la catedral. Quedamos para el periodo navideño en que él subiría a Jaca para acercarme y documentarlos. El penúltimo día de este 2016 me avisó de que estaba en Jaca y me faltó tiempo para subir. Pudimos acceder a dos de los capiteles, cuyos detalles e interpretación muestro más abajo y quedamos en contacto para poder acceder a otros a los que por diversas circunstancias no pudimos hacerlo. Esta es labor de tiempo y como todo lo de valor, va poco a poco.
El primero de los capiteles que documenté, tras un reconfortante café caliente en casa de los Castejón Lacasa, fue el mostrado en las imágenes 1 y 2. Cliqueando sobre la imagen 1 se accede a una vista ampliada de las cuatro caras del capitel; y colocando el cursor sobre la imagen 2, a una vista del mismo repasando las imágenes de sus cuatro caras para una mejor comprensión.
La pieza posee un vástago metálico insertado en su cara inferior probablemente fruto de su montaje sobre otro elemento. A pesar de su deterioro y de haber sido restaurado de fracturas porque se ven claras líneas de pegamento sobrante, posee un notable interés desde el punto de vista histórico y artístico como un elemento más para ayudar a comprender el desaparecido claustro de la catedral de Jaca
Pasando el cursor sobre la imagen 2, activa, se acede a una vista de la misma, pero remarcando con un silueteado en amarillo de los perfiles de las figuras que aparecen en esta pieza. La temática de la misma nos remite a un grupo musical sin duda influido por lo visto en el capitel de David y los músicos que sin duda el escultor de este capitel tuvo a la vista. En una de las caras (tercera por la izquierda), centrándola, aparece un músico destacado que recuerda mucho a la figura del rey David. Toca una fídula del mismo modo que aquél. A nuestra derecha destacan dos músicos tocando respectivamente una instrumento de viento, probablemente un alborgué y otro cordófono que pulsa a mano. A nuestra izquierda del personaje principal vemos a una pareja femenina de bailarinas esbozando un paso de baile. Más a nuestra izquierda otra pareja de músicos suenan un arpa-salterio y otro instrumento no identificable, probablemente otro cordófono.
El segundo de los capiteles que se halla en la vivienda de otro miembro de la familia, es el mostrado en las imágenes 3 a 6. A pesar de su evidente deterioro ya que tan solo conserva una de sus cuatro esquinas superiores su interés es notable porque nos narra un episodio de la vida de Cristo, en concreto de las tentaciones que sufrió en el desierto. Cliqueando sobre la imagen 3 se accede a una vista a mayor tamaño de las diferentes caras de este capitel.
A pesar como digo, de su deterioro, afortunadamente se ha conservado el arranque de la nimbo de Cristo, y eso permite asegurar que es un nimbo crucífero y por tanto identificar a la figura de Cristo. A partir de allí, la figura monstruosa de grandes garras que le ofrece desde el suelo unas piedras con una de ellas, es definitiva para acabar de situar ala acción dado que a pesar del deterioro puede leerse en la epigrafía escrita sobre esos elementos "(L)APIDES" y relacionar por tanto el ofrecimiento del demonio para que Cristo convirtiese las piedras en pan, en "maná". Me apunta mi amigo Fernando García Gil -con razón- que el resto de las letras que se ven ("ES" y "FIAN") deben de corresponder a la frase completa latina de la tentación "Si filius Dei es, dic ut lapides isti panes fiant". El estilo de esta pieza la labor del escultor y los detalles conservados la llevan a un momento anterior en el tiempo a la previamente descrita. Hay una segunda figura demoníaca ante un Cristo que porta bastón de peregrino en "tau" y porta un libro en la mano izquierda. El demonio ase con su garra un tallo vegetal que aparece contrapuesto en vertical al báculo de Cristo. A mi entender faltan dos de las tres tentaciones de Cristo por lo que quizá este capitel formase parte de un ciclo más amplio dentro de el desaparecido claustro jaqués.
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Nos despedimos después de documentar estas piezas quedando en que me avisará cuando podamos acceder a las restantes Aproveché la ocasión para recomendar a la familia el depósito de estas piezas en el museo diocesano. Ellos no pierden su propiedad y serían restauradas y evaluadas además de poder se admiradas y estudiadas por la comunidad científica. (Continuará).