En el lateral
norte de la nave central, por delante del coro, quedan restos de las pinturas
que debieron decorar todo el templo. Datan del siglo XIII y representan escenas
del Antiguo Testamento. En el arco formero hay diecisiete círculos
conteniendo un mismo escudo -un caballo-. (Imágenes
1 y 2). Las pinturas
se estructuran en dos registros. El superior enmarcado por dos bandas de
dibujos geométricos muestra dos escenas consecutivas de la lucha
entre David y el gigante Goliat. Son evidentes la honda, su provisión
de guijarros y la cota de malla del gigante, que tiene su parte superior
deteriorada. El registro
inferior también se compone de dos escenas, una en cada enjuta del
formero. Muestran dos episodios relacionados con un mismo personaje: Moisés.
En el lado
de nuestra izquierda (Imagen 3)
se muestra el episodio de Moisés ante la zarza ardiente desde cuyo
interior el Señor, con nimbo crucífero le habla: "Moisés era
pastor del rebaño de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián.
Una vez llevó las ovejas más allá del desierto; y llegó
hasta Horeb, la montaña de Dios. El ángel de Yahveh se le
apareció en forma de llama de fuego, en medio de una zarza. Vio que
la zarza estaba ardiendo, pero que la zarza no se consumía. Dijo,
pues, Moisés; ´Voy a acercarme para ver este extraño
caso: por qué no se consume la zarza.´ Cuando vio Yahveh que
Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la
zarza, diciendo: ´Moisés, Moisés!.´ El respondió:
´Heme aquí.´ Le dijo: ´No te acerques aquí;
quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es
tierra sagrada.´ Y añadió: ´Yo soy el Dios de
tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.´
Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios".
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Dijo Yahveh: ´Bien
vista tengo la aflicción de tu pueblo en Egipto, y he escuchado su
clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos.
He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta
tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel,
al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los
perizitas, de los jivitas y de los jebuseos. Así pues, el clamor
de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto además la
opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora, pues, ve; yo te
envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los israelitas,
de Egipto.´ Dijo Moisés a
Dios: ´Quién soy yo para ir a Faraón y sacar de Egipto
a los israelitas?´ Respondió: ´Yo estaré contigo
y esta será para ti la señal de que yo te envío: ´Cuando
hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte.´ Contestó Moisés
a Dios: ´Si voy a los israelitas y les digo: ´El Dios de vuestros
padres me ha enviado a vosotros´; cuando me pregunten: ´Cuál
es su nombre?´, qué les responderé?´ Dijo Dios
a Moisés: ´Yo soy el que soy.´ Y añadió:
´Así dirás a los israelitas: ´Yo soy´ me
ha enviado a vosotros.´" -versión de la Biblia de Jerusalén-
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En el registro de nuestra
derecha, volvemos a encontrar a Moisés con su misma fisonomía
y tocado de gorro de jefe de tribu. Esta escena narra un poco conocido episodio:
el de la "Serpiente de bronce" (Imágenes
9 a 12 ):
Lectura del libro de los Números 21, 4-9
En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia
el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra
Moisés:
- «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el
desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin
cuerpo.»
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que
los mordían, y murieron muchos israelitas.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo:
- «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza
al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor
le respondió:
- «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte:
los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte.
Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente
de bronce y quedaba curado.
En el registro de nuestra derecha volvemos
a encontrar a Moisés, con su misma fisonomía y tocado de gorro
de jefe de tribu. Esta escena narra un poco conocido episodio: El de la
"serpiente de bronce" (Imágenes 4 a 6)
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Es posible
acceder a la parte posterior del retablo mayor a través de una puerta
en su lado izquierdo. Una escalera en el hueco que queda entre éste
y el cilindro absidal permite subir hasta lo que se ha dado en llamar
"la capilla del óculo". Es un reducido
espacio entre el vano central del ábside y la cara interior del óculo
del retablo mayor, a cuyo lado sur luce un pequeño altar (Imágenes
14 y 15 ). Tras su
frontal se advierte el dovelaje de la ventana sur del ábside central
(Imagen 14). El otro
ventanal de este ábside lo vemos en el "hueco de la escalera"
(Imagen 13 ).
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La luz del
interior del templo, filtrándose por el óculo del retablo
mayor hacia esta estancia, da lugar a una curiosa "proyección"
sobre su portezuela de madera (Imagen 16).