CAPITEL
NÚMERO 18
Este capitel muestra
en las caras de su cesta la Aparición de Cristo
resucitado a los peregrinos de Emaús; la Aparición a María
Magdalena (Noli me tángere) y la Primera Aparición
a los Apóstoles.
"El mismo día, dos de ellos
iban a una aldea, que dista de Jerusalén sesenta estadios, llamada
Emaús, y hablaban entre si de todos estos acontecimientos. Mientras
iban hablando y razonando, el mismo Jesús se les acercó e
iba con ellos, pero sus ojos no podían reconocerle. Y les dijo:¿Qué
discursos son esos que vais haciendo entre vosotros mientras
camináis? Ellos se detuvieron entristecidos, y tomando la palabra
uno de ellos llamado Cleofás, le dijo:¿Eres tu el único
forastero en Jerusalén que no conoce los sucesos en ella ocurridos
estos días? El les dijo:¿Cuáles? Contestáronle:
Lo de Jesús Nazareno, varón profeta, poderoso en obras y palabras
ante Dios y ante todo el pueblo; como le entregaron los príncipes
de los sacerdotes y nuestros magistrados para que fuese condenado a muerte
y crucificado. Nosotros esperábamos que sería Él quien
rescataría a Israel; mas, con todo, van ya tres días desde
que esto ha sucedido. Nos dejaron estupefactos ciertas mujeres de las nuestras
que, yendo de madrugada al monumento, no encontraron su cuerpo, y vinieron
diciendo que habían tenido una visión de ángeles que
les dijeron que vivía. Algunos de los nuestros fueron al monumento
y hallaron las cosas como las mujeres les decían, pero a Él
no le vieron.
Y Él les dijo: ¡Oh hombres
sin inteligencia y tardos de corazón para creer todo lo que vaticinaron
los profetas! ¿No era preciso que el Mesías padeciese esto
y entrase en su gloria? Y comenzando por Moisés y por todos los profetas,
les fue declarando cuanto a El se refería en todas las Escrituras.
Se acercaron a la aldea adonde iban, y El fingió seguir adelante.
Obligáronle diciendo: Quédate con nosotros, pues el día
ya declina. Y entró para quedarse con ellos.
Puesto con ellos a la mesa, tomó
el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Se les abrieron los ojos
y le reconocieron, y desapareció de su presencia."
(Luc. 24; 13-31)
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La cara exterior del capitel,
a pesar de la meteorización de la arenisca, muestra a Cristo con bastón
de peregrino en el ángulo derecho de la escena, reconocible por el
nimbo crucífero, dialogando con los peregrinos de Emaús (Imagen
1). En la cara larga contigua
se desarrolla el episodio del "Noli me tángere"
donde Jesús se aparece a la Magdalena y esta a continuación
acude a los discípulos a relatar la aparición. Dos escenas
consecutivas en que María aparece postrada ante Cristo y luego hablando
con San Pedro, reconocible por portar las llaves de la Iglesia (Imágenes
2 y 3). En la cara oscura del capitel hay dos apóstoles
más (Imagen 4), haciendo en total número
de cuatro en este capitel.
"María se
quedó junto al monumento, fuera, llorando. Mientras lloraba se inclinó
hacia el monumento, y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados
uno a la cabecera y otro a los pies se donde había estado el cuerpo
de Jesús. Le dijeron: ¿Por qué lloras, mujer? Ella
les dijo: Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde
le han puesto. Diciendo esto se volvió para atrás y vio
a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuera
Jesús. Díjole Jesús: Mujer, ¿por qué
lloras? ¿a quién buscas? Ella creyendo que era el hortelano,
le dijo. Señor, si le has llevado tu, dime dónde le has puesto,
y yo le tomaré. Dijole Jesús: ¡María! Ella, volviéndose,
le dijo en hebreo: ¡Rabboni!, que quiere decir Maestro. Jesús
le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre; pero ve
a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a
vuestro Dios. María Magdalena fue a anunciar a los discípulos:
He visto al Señor, y las cosas que le había dicho."
(Jn. 20; 11-18)
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A los mismos cuatro apóstoles
a los que María relata en el capitel la aparición de Cristo,
éste se les aparece situándose "en medio de ellos"
para mostrar los estigmas de la Pasión. La escena ocupa la otra cara
larga del capitel (Imagen 5). Uno de ellos es San Pedro,
reconocible por las llaves. Dos portan libro en las manos, probablemente
aludiendo a su condición de evangelistas y el cuarto no muestra signos
externos identificativos.
"La tarde del primer
día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se
hallaban los discípulos por temor de los judíos, vino Jesús
y, puesto en medio de ellos, les dijo: La paz sea con vosotros. Y diciendo
esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se
alegraron viendo al Señor. Díjoles otra vez: La paz sea con
vosotros. Como me envió mi Padre, así os envío yo.
Diciendo esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo;
a quien perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes
se los retuvierais, les serán retenidos. Tomás, uno de los
doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Dijéronle pues, los otros discípulos; Hemos visto al Señor.
El les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto
mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado, no creeré."
(Jn. 20; 19-25)
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