Ya hemos visto
en la página anterior la cabecera poligonal del templo edificado
por los templarios al estilo cisterciense. La imagen
1 muestra el templo desde el suroeste, bastante
erosionado y reclamando una pronta y juiciosa restauración. El ventanal
de la imagen 3 aún
muestra el contorno de las columnillas que tuvo y el capitel del lado derecho
que tiene una forma muy similar a los que veremos al interior de la misma
ventana: cesta globulosa con decoración geométrica y collarino
sogueado. (Imagen 4).
La "ventana"
cegada de la imagen 5
era en realidad una puerta. Su arco de medio punto está realizado
con unas dovelas preciosamente trabajadas en una labor de filigrana por
parte del cantero (imagen 6).
Se ha querido ver en ella origen visigótico aunque mi opinión,
a la vista de sus acabados y de la semejanza de los motivos geométricos
con los que veremos en el ventanal sur tanto al exterior como al interior,
es que sus hechuras son coetáneas con la decoración del resto del templo.
La vista desde
poniente del edificio hace honor a su estilo militar cisterciense:
escueto, funcional y austero (Imagen
1). Su zona alta llana, a buen seguro sirvió
de magnífica atalaya como si de una torre más del recinto
se tratase. No en vano hay una escalera intramuro que desde el arranque
norte en el interior de la nave gana su altura. La portada
posee un arco de medio punto compuesto por grandes dovelas radiales con fina decoración moldurada (Imagen
8). La central
posee un crismón trinitario de tipo oscense y el resto pequeñas orlas apenas perceptibles (Imagen
9).
Por fuera hay un guardapolvo muy gastado y por encima, un ventanal alargado y derramado.
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Al interior, como suele suceder
en los templos Cistercienses, nos transmite una sensación de amplitud derivada de
la gran altura de su nave. (Imágenes
10 a 13).
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En la cabecera del templo hallamos el cilindro absidal que
cubre por medio de bóveda de cuarto de esfera y delimitando ambas estructuras una imposta con sencilla decoración
de baquetón que se continua por presbiterio y muros laterales de la nave. El ábside tiene tres ventanales derramados,
sin decoración alguna. Son sencillos los laterales y rehundido el central. Por delante hay un estrecho presbiterio
cubierto por medio cañón apuntado. La nave es asimismo sobria y cubre con medio cañón
apuntado. Son frecuentes los signos de cantería (Ver esquema en siguiente pagina). El piso se decora con innumerables cantos de río mientras que la cabecera, tras su restauración, se ha resuelto por medio de un elevado "suelo técnico" realizado a base de viguetas metálicas y material transparente que permite caminar sobre el mismo a la vez que poder contemplar el interior excavado del ábside y la vía de escape a base de un largo pasadizo hasta el exterior del recinto.
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En mi visita al lugar, en enero de 2006, comprobé
con horror que el lugar sobrio y sagrado de los monjes-soldado se ha convertido en lo que ahora llaman "centro
de interpretación". Suelo de tarima con rampas para minusválidos (Me parece bien, pero... ¿cómo
habrán conseguido llegar hasta este lugar por las rampas y escaleras del acceso?), espectáculo multimedia
que repite una y otra vez la historia del Temple (Imágenes
12 y 13). Expositores laterales profusamente
iluminados, focos sobre la imposta hacia las bóvedas, sillas para admirar la proyección, que no la
iglesia... En fin, a mi juicio, un completo desatino del que seguro que habrá
más de un responsable orgulloso de su aspecto. Bien por la idea, pero mal, muy mal por el lugar. Hubiera
quedado mejor en el refectorio. Todavía pueden trasladarlo allí con poco esfuerzo liberando al
sobrio templo de este aspecto.
No había vuelto hasta septiembre de 2020 para tomar imágenes de conjunto del castillo desde el sur (desde el club de tiro) y al visitar el castillo vi con satisfacción que eso que pensaba se ha llevado a cabo. La iglesia vuelve a tener su espacio exento, sobrio y envolvente como corresponde a un tempo cisterciense. Los paneles se han trasladado al refectorio. De sabios es rectificar.
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