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El claustro es, como
en todo monasterio, el lugar axial del mismo en torno al que se organizan
todos los elementos estructurales del mismo. Continuando el transepto, esán las estancias dedicadas a
armarium, capítulo, etc. Frente a la iglesia, en lugar alejado para
minimizar peligro, se ubican la cocina y el calefactorium así como el refectorio.
En la zona de acceso al monasterio, se encuentra la cilla, para descargar mercancías
en la zona de "interfase".
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Así pues, el
claustro, además de lugar de recogimiento, paseo y meditación
para los monjes ostenta una función de verdadero distribuidor
o articulador de todo el conjunto monástico. Las hechuras de este
claustro son sobrias como corresponde al momento cisterciense de
su edificación. Arcos apuntados, sencilla decoración vegetal
en capiteles y ménsulas y crucería simple en las bóvedas.
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Nada distraerá
al monje en su meditación. Ya se han dejado atrás aquellos
capiteles abigarrados llenos de esperpénticos monstruos y voluptuosas
mujeres que inquietaban su sosiego. Ha triunfado la sobriedad
del císter. La reforma de la reforma.
A través de los
arcos del claustro contemplamos la torre erigida sobre el lado norte
de la cabecera del templo. Es ya una torre de ladrillo erigida en clave
mudéjar.
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Hay una llamativa estructura
en este monasterio. Es la "callejuela" situada en paralelo
a la panda oeste del claustro y en relación con los espacios
de interfase del mismo con respecto al "mundo exterior. Es un paso
abovedado, alargado y oscuro al que abren distintas estancias Cilla,
refectorio de conversos... (Imagen 14).
A penas he encontrado algunas
marcas de cantería. Tan solo una evidente (Imagen15).
Acaso los que levantaron el templo fueron una sola cuadrilla que no
precisaba de segregaciones de trabajo para ser remunerados según
su actividad.
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