La sala capitular es uno
de los lugares claves del monasterio. En ella se reúne el capítulo
para resolver litigios, nombrar abad, recibir a los neófitos... Es
la sala de mando donde el abad ejerce su potestad. Su situación es
constante en el modelo cisterciense: abierta al lado este del claustro y
situada en la prolongación del transepto sur, separada del templo
por armarium y sacristía. Lo habitual es que sean
tres los vanos de comunicación con el claustro: el de acceso y otros
dos que lo flanquean, compuestos de sendas ventanitas dobles sobre antepecho.
La decoración es abundante pero a la vez sencilla: puntas de diamante
y motivos vegetales en los arcos y capiteles que rematan haces de columnillas.